Abonado


      Una labor que, aunque poco vistosa resulta fundamental es el abonado. Las plantas van consumiendo las sales minerales de la tierra y debemos reponerlas. Existen en el comercio dos tipos de abono: el abono orgánico y el abono químico.

      Es muy difícil aconsejar, ya que cada aficionado tendrá sus preferencias, pero como orientación diremos que el abono químico es asimilado por la planta con mayor rapidez que el orgánico, por lo que en el caso de una necesidad urgente de abono, se puede recurrir a él, de lo contrario es preferible utilizar abono orgánico.

      La cantidad de abono necesaria será aproximadamente, la mitad de la indicada por el fabricante, esto es debido a que un árbol puede resultar más perjudicado por el exceso que por defecto de abono.

      El abono químico es siempre líquido y se mezcla con el agua de riego.

      El abono orgánico puede ser también líquido, en cuyo caso también se mezcla con el agua de riego, pero también puede ser en polvo y, en ese caso, lo esparciremos por encima de la tierra, al regarlo se disuelve siendo entonces absorbido por la tierra.

      Además de disponer de abono orgánico en forma líquida y en polvo, lo hay en forma de bolas, para aplicarlo no hay que hacer nada más que depositar uno o dos pares de bolas encima de la tierra, lo más alejados posibles del tronco, para obligar a las raíces a que se extiendan por toda la maceta. La cantidad de bolas a emplear dependerá del tamaño de la maceta.

      La época de abonado, es durante el crecimiento (de Marzo a Septiembre). En los árboles que tengan floración, se les debe dejar sin abonar durante esta época.



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