Demostración organizada por el Club Bonsái Madrid
17 de Noviembre de 2001
"Rediseño de un Pino Albar"
por
D. Luis Vallejo
La demostración comenzó
con una breve presentación realizada por Carmen Lozoya, presidenta del
Club Bonsái Madrid, en la que hizo una breve reseña de la
trayectoria de Luis Vallejo en el mundo del bonsái resaltando que, dado
su amplio prestigio y reconocimiento internacional, Luis Vallejo, en realidad,
no necesita presentación.
Luis Vallejo dividió su
demostración en tres grandes apartados, en el primero realizó una
breve disertación sobre el mundo del bonsái en general y,
fundamentalmente, analizó el árbol con el que iba a trabajar en el
resto de la sesión; el segundo apartado lo dedicó a la labor más
ardua, pero imprescindible: el alambrado y; la tercera y última parte de
la presentación se reservó para el definitivo remodelado del árbol.
Aspectos generales
Según dijo Luis Vallejo, el bonsái
es "Naturaleza viva modificada" y, como en cualquier otro aspecto de
la Naturaleza, el tiempo juega un papel decisivo en la vida de todo árbol.
Lo primero que debe dominar todo amante del mundo del bonsái es el
cultivo del mismo, de forma que se le de al tiempo la oportunidad de colaborar
en el desarrollo del árbol.
Si nos ceñimos al mundo del árbol,
la Naturaleza está llena de ejemplares de muy diversos tipos. ¿Cómo
elegir el modelo a imitar?. Según comentó Vallejo es preferible
elegir un ejemplar distinguido, es decir que no sea un árbol calificable
como normal dentro de los de su especie. En su caso particular, dijo sentir una
especial atracción por los ejemplares solitarios que crecen en las partes
altas de las montaña y que, debido a las inclemencias climatológicas
que soportan, presentan unas estructuras peculiares no simétricas.
También
comentó que en un bonsái es tan importante lo que se ve como lo
que no se ve. Es decir, los huecos juegan un papel decisivo. Los espacios
libres deben ser utilizados para modelar el árbol, creando formas con
intención artística y creando, en definitiva, belleza.
Análisis del árbol a trabajar
Para la demostración Luis
Vallejo trajo un pino silvestre recuperado hace ocho o nueve años y
trabajado inicialmente hace un par de años y que, antes de empezar a
remodelarlo, debía ser sometido a un estudio para determinar los
elementos superfluos del árbol. Dicho de otra forma, se trataba de
estudiar el árbol desde la base hasta el ápice, analizando que
elementos "valen" y que elementos "no valen".
En el
ejemplar a trabajar durante la demostración se observó una raíz
con una poderosa sensación de que el pino se agarraba fuertemente al
suelo. El árbol tenía dos partes en la raíz bien
diferenciadas, una comprimida y otra extendida, lo que le daba un aspecto muy
atractivo. Se veía a simple vista que era un ejemplar bien cultivado.
El
tronco tenía un movimiento agradable y mostraba una corteza muy madura,
aunque tenía, en la parte superior, un engrosamiento que debía ser
corregido ya que rompía la conicidad deseable.
En la parte alta
del árbol se observaba una elegante ramificación. También
se comentó que las ramas secas del árbol serían utilizadas
para dar un aspecto de vejez y producir un importante efecto de conjunto.
En
cuanto al estilo, Luis Vallejo comento que el árbol a trabajar encajaba
plenamente en el estilo libre y abstracto de los literatos. De cierta forma,
observando el árbol de lejos, su estructura simulaba los trazos,
realizados con un pincel, característicos de la caligrafía
japonesa. Este tipo de árbol requiere una maceta plana para que destaque
su movimiento y su naturaleza estilizada basada en líneas alargadas.
Opciones de diseño
Después de este análisis
realizado en publico, Vallejo comenta que se presentan dos alternativas entre
las que tiene que optar por una: La primera consiste en mantener la estructura
actual del árbol y la segunda consiste en simplificar dicha estructura,
eliminando la parte alta del pino y dejando un ápice construido
exclusivamente con la rama inferior para que, al ser sometida a un conveniente
remodelado, de lugar a todos los elementos del "nuevo árbol".
Antes
de tomar una decisión definitiva, Luis Vallejo prefiere iniciar una
limpieza de acículas viejas para poder trabajar más cómodamente,
facilitar la entrada de la luz e igualar la longitud de todas la acículas
que finalmente queden el pino. Además, esta operación dará
una fundamental sensación de limpieza cuando el árbol sea
observado por sus espectadores.
Después de realizar esta
operación de limpieza, para la que Vallejo solicito ayuda de un par de
asistentes a la sala de demostraciones del Real Jardín Botánico
que, dicho sea de paso, estaba repleta, se volvió a enfocar el dilema:
simplificar o no simplificar, esa era la cuestión.
Simplificar suponía eliminar la
rama inferior del árbol que, sin ninguna duda, era uno de los elementos más
característicos de la personalidad del árbol, así como una
importante pérdida en la estratificación de las ramas del pino
que, por otro lado, quedaría demasiado alto.
Se hizo girar al árbol
para analizar sus cuatro puntos de vista: el frente debe permitir ver la líneas
y la estructura del árbol, en la parte trasera se debe buscar
profundidad, y en los dos laterales se encuentran los elementos que definen al árbol.
La decisión final
En todo caso, comentó Luis
Vallejo, siempre se debe buscar una justificación natural al diseño
que se realice, bien sea que el árbol fue azotado por el viento, que
soportó el peso de fuertes nevadas, que se vio afectado por un rayo
durante una tormenta o cualquier otro motivo que explique el porqué de la
forma del árbol.
Antes de decidir entre las dos opciones
posibles, se buscó el mejor frente de forma que se oculte a la mirada del
espectador el engrosamiento indeseable del tronco, que el ápice se
incline ligeramente hacia adelante, que se vea la mejor parte de las raíces
y que deje la curva del árbol hacía un lado.
Una vez
elegido el frente se considera que las dos partes vivas del modelo actual están
demasiado separadas. "Alea jacta est", ¡la opción "simplificar"
ha ganado!. Así que se eliminará la parte superior, dejando un ápice
seco y haciendo que una de la ramas laterales se convierta en el nuevo ápice
vivo del árbol.
Formación del ápice de madera muerta
Antes de empezar con el alambrado
propiamente dicho, Luis Vallejo cortó la parte superior que había
que eliminar como consecuencia de la decisión tomada y "peló"
la corteza de la parte alta del tronco para generar el ápice de madera
muerta. La corteza fue eliminada de forma manual ya que, según nos dijo
Vallejo, de esta manera se consigue una mayor naturalidad, tanto en el aspecto
como en la textura, que si se utilizará una máquina, aunque el
trabajo es más largo.
La madera muerta comenzaba en el punto más
alto del árbol y bajaba hasta una parte inferior al nuevo ápice
aunque, en un futuro, cuando el árbol esté completamente
estabilizado, se ampliaría la beta de madera muerta hasta unirla con un
jin situado en la parte inferior del tronco.
El proceso se realiza "poco
a poco" y de forma razonada: eliminado las capas de forma sucesiva;
aprovechando para disminuir grosor en las partes que presentabas engrosamientos
desagradables; posicionando las puntas de forma que tomen la orientación
adecuada; dejando jines de diferentes longitudes.
Todo estos pequeños
detalles le darán al árbol su nueva personalidad y, para conseguir
esto, es imprescindible que el trabajo se realice después de haber
meditado y buscando un fin, pero nunca simplemente trabajando de forma
irreflexiva, ¡porque si!. Casi siempre el diseño debe perseguir que
las líneas converjan visualmente para lograr un cierto equilibrio.
Finalmente,
aunque el trabajo de madera muerta no queda terminado por falta de tiempo, Luis
Vallejo hace un corte más profundo en "la frontera" entre
madera viva y madera muerta y aplica una pasta selladora para facilitar la
cicatrización.
Alambrado
Para alambrar el árbol se debe
tener muy en cuenta que la luz es fundamental en todos los árboles, pero
especialmente en las coníferas, así que el alambrado debe
facilitar que posteriormente se ubiquen todas las ramas de forma que la luz
pueda penetrar por los huecos y alcanzar a toda la zona verde del árbol.
Es
preferible utilizar alambre de cobre y dejar el alambre el tiempo suficiente
para que el árbol adopte la posición deseada, cuidando en todo
caso que no llega a marcar las ramas debido a su engrosamiento.
Una
alternativa al alambrado son los tensores, que se pueden utilizar para bajar
alguna rama, pero está técnica sólo produce cambio de ángulo,
pero no permite diseñar las ramas de forma que se produzcan curvas.
Vallejo
realiza el alambrado de "mayor a menor", comenzando por las ramas
principales, luego las secundarias y así hasta llegar a las ramas más
pequeñas. El alambrado debe ser completo para facilitar el posterior
modelado del árbol.
Probablemente con este alambro sea
suficiente para conseguir que las ramas principales adopten la forma deseada,
pero con toda seguridad habrá que repetir el proceso de alambrado varias
veces para que el árbol "vaya memorizando" gradualmente su
nueva forma.
Remodelación
Finalmente entramos en lo que, según
el propio Luis Vallejo, es una de las partes más creativas del trabajo,
el modelado del árbol que previamente ha sido alambrado. El proceso de
modelado debe ser iterativo, ya que se trata de contemplar al árbol como
un todo y cualquier cambio realizado en un elemento tendrá un efecto
sobre el resto de los elementos que también deberán ser revisados.
La
remodelación debe realizarse fijándose en que la disposición
final se organice en planos, creando líneas y formas muy marcadas desde
el punto de vista del espectador. En nuestro caso dejaremos el ápice
verde muy cerca del ápice seco, "para que no quede un árbol
por un lado y otro árbol por otro".
Esta proximidad
permitirá que, dado que estamos trabajando con una única rama, la
parte inferior parezca salir directamente del tronco. Todo el proceso de
remodelación se realiza con sumo cuidado, sujetado una parte de la rama
con una mano mientras se trabaja con la otra mano.
Durante el
remodelado, cada rama debe ser considerada casi como un árbol
independiente, estudiando su ápice, sus ramas principales, secundarias,
.
Pero en todo caso dejando las aciculas hacia arriba, permitiendo de esta forma
que reciban la mayor cantidad posible de luz y, adicionalmente, imitando la
disposición de la acículas en la naturaleza.
El diseño
final debe dar una sensación de orden, lo que se consigue mediante la
disposición de las ramas en planos, y también debe cuidarse que
las ramas zigzagueen buscando la luz. El diseño se realiza poco a poco, "casi
como si unas ramas empujaran a las otras".
Los últimos detalles
El tratamiento del ápice debe
hacerse, más que sobre una rama, sobre una zona (un casquete verde)
aplastada (señal de árbol adulto). En todo caso, las ramas deben
tener espesor.
Es esencial buscar siempre una lógica natural:
las ramas de abajo sólo crecen porque las de arriba permiten el paso de
la luz y, también de forma natural, el árbol debe ser más
denso en la parte superior y debe tener más huecos en la parte inferior.
Si
el árbol está bien alambrado "obedecerá" a la
mano durante el proceso de modelado pero, si esto no fuera así, siempre
es posible retocar el alambrado durante el modelado para permitir dimensionar el
volumen buscando la deseada triangulación.
En el modelado
realizado durante la demostración, Luis Vallejo deja una rama de
contrapeso en la parte superior que resulta muy excéntrica, pero que es
fundamental para contrapesar a la rama de diseño y, además, para
unir la zona vede con la zona seca: ¡siempre buscando un único árbol,
no dos!. En todo caso la rama frontal no debe interferir demasiado con el resto
de las líneas.
Y así, poco a poco, el árbol va
cambiando de aspecto hasta convertirse un nueva obra maestra de Luis Vallejo.
Han pasado apenas tres horas y media desde que comenzó la demostración,
pero el efecto del trabajo de Vallejo equivale a muchos años de trabajo
de la Naturaleza. Pero aún hace falta algo más: ¡más
tiempo!.